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Todas las fichas al “impulso CFK”

Por Luis Novaresio, especial para El Ciudadano.

Por Luis Novaresio.- Agustín Rossi cree que ha conseguido aglutinar a casi todo el peronismo para lanzarse a la batalla final y recuperar la gobernación de Santa Fe para su partido. Sabe, sin embargo, que para ganar necesita sacar ventaja con el apoyo en persona de Cristina Kirchner, que empujará a vencer algunas últimas reticencias en sus propios compañeros de partido y convencer a los indecisos.

La presidenta le ha garantizado que visitará una vez el territorio provincial antes del 24 de julio. El candidato del PJ le ha pedido que los viajes sean al menos dos: uno a Rosario y otro a Santa Fe. Ella repitió por sus asesores que hay sólo una presencia segura. Es que está muy abocada a su propia campaña y a sanar las heridas inferidas por su dedo decisorio omnipotente que punteó no sólo a su compañero de fórmula sino a todos y cada uno de los legisladores por cada distrito nacional. La molestia de la CGT local se hizo sentir con el portazo que dio Juan Carlos Schmid cuando desde la oficina de Carlos Zannini se le notificó que quedaba sexto en la lista de diputados. Rossi no pudo hacer nada más que prometerle al hombre de Dragado y Balizamiento alguna compensación de cargos que, en rigor, ni él sabe cómo podrá hacerse. Para dar una magnitud del centralismo presidencial hay que bucear hasta en los últimos minutos previos al anuncio de ayer. El Chivo peleó, no sin obstáculos, por sostener el segundo lugar de la lista con una militante de su sector. Ni hablar de la nómina que secundará (¿vigilará?) a Daniel Scioli en Buenos Aires. Cristina apretó allí la rienda más que lo que solía hacer su esposo para dirimir las peleas crueles que disputan Hugo Moyano, los sheriffs del conurbano y la patota más dura del PJ. Laudó con dos híper leales: Julián Domínguez y Gabriel Mariotto. Este último, kirchnerista dogmático como lo demostró en el debate con Beatriz Sarlo en el programa “6, 7, 8”, fue sentado de prepo en la silla de la vicegobernación que el ex motonauta tenía reservada a la sobrina nieta de Eva Perón.

Rossi conversa con Cristina acerca de la campaña santafesina pero también sobre lo que se viene para octubre en la Nación. Algunos creyeron ver un enfriamiento en el trato entre ambos, lo que fue descartado de plano por un secretario de Estado. “La presidenta lo quiere y lo respeta mucho al Chivo”, dice el hombre en privado. “Pasa que estos últimos tiempos fueron duros para ella cuando decidió todo casi sola: pesó el anuncio de su candidatura sin Néstor y el clima post Shoklender e Inadi”, confiesa el mismo funcionario.

A la doctora Kirchner no le preocupa el lanzamiento de Hermes Binner como candidato. “En realidad, a Cristina no le interesa hablar de ningún aspecto del gobernador de Santa Fe”, confiesa un asesor muy cercano al jefe del bloque de Diputados del FPV. Si antes había escasa relación, ahora se ha freezado. Ella está molesta con la victimización que mostraron los socialistas después de que Binner no hablara en el acto del 20 de junio, al punto de que Rossi habría calificado de canallesca la sucesión de discursos del PS que salieron por todos los medios al día siguiente de la fecha de Belgrano a denostar a la presidenta. “Como patitos en fila, por la cadena de micrófonos prosocialistas, se la pasaron hablando y hablando de supuestos gestos que mancillaron (sic) la enseña patria”, le confió el propio Rossi a sus más íntimos. Habrá que decir que no hay dudas de que el acto de la Bandera se desnaturalizó, de manera inadmisible, con la presencia de los militantes preocupados sólo por sus consignas partidarias. Es cierto y es un modo miope de hacer política del FPV. También es real que hoy, en el territorio de la bota provincial, cualquier acto público con más de cinco personas tiene suntuoso merchandising o convocatoria oficialista del partido de la rosa, tan poco oportuno como respetuoso de la ecuanimidad política. ¿Y los innecesarios gritos y promesas de silbidos si hablaba el gobernador frente al Monumento a la Bandera? “A mí me tocó hacer todo un discurso en la Cámara con gritos, insultos y silbidos desde las barras y ni me quejé ni dejé de hablar”, le dijo Rossi a un edil socialista que le reclamaba el mismo Día de la Bandera. Mal de muchos, clásico consuelo político argentino.

Para que quede claro, “entre Cristina y Binner no hay feeling; cero relación”, explica un funcionario nacional. Al margen de este episodio local, la visión de la Rosada es que el espacio de Binner y Morandini va a “morder” votos de Pino Solanas y Carrió, y no del kirchnerismo. Los analistas del gobierno creen que la fórmula del Frente ordenará el voto en la provincia. Antes podía haber un sufragio cruzado entre Cristina en la Nación y Bonfatti en la provincia. Hoy, sostienen en el Ejecutivo nacional, el que vote en una elección al FPV lo va a hacer en la otra.

Lole, Omar y María Eugenia

Nunca existió la reunión entre Cristina y Carlos Alberto Reutemann. Ella habla con afecto del senador y él dice que la presidenta gana por lejos su reelección. Punto. No ha habido pedido del uno para el otro ni mucho menos encuentro en la Rosada u Olivos como se hizo trascender. ¿Lole va a apoyar a Rossi? “La mano que me dio es la que me dio”, le dijo Agustín a los suyos en una reunión de campaña. Traducido al lenguaje más gráfico implica que el candidato a gobernador del FPV no espera ni una foto con el ex piloto pero ve, al menos, su mano en las últimas declaraciones de Jorge Obeid, que en público se separó de todo vínculo con Miguel del Sel.

El candidato peronista no cree en el fenómeno de su contrincante del PRO. No brindan números de encuestas para sostener esta hipótesis, lo que es llamativo. Dicen que hoy domingo tendrán cerrado el último sondeo provincial. Menos se coincide con que los votos de Omar Perotti van a fugar hacia el ex Midachi. “Fuimos nosotros los que convencimos a Cristina para que pusiera como primer diputado al intendente de Rafaela”, confiesa Rossi en rueda de amigos. “Hicimos los deberes y Omar está haciendo campaña con todo por nosotros”, resume el candidato, que cuenta detalles de un “buen almuerzo” con Perotti realizado el 21 de junio pasado.

Con María Eugenia Bielsa parecen haberse limado las desconfianzas mutuas. Con la dama de los votos “no es difícil complementarse a la hora de trabajar duro”, resume Rossi. Ella se muestra públicamente con toda la garra para garantizar un triunfo. Es que su mirada muy crítica, quizá como ninguna otra, sobre la gestión socialista es tan virulenta que ha mitigado la tristeza o cualquier reparo hacia el vencedor de su propio hermano. Bielsa alienta al candidato peronista a fogonear un debate televisivo con Bonfatti y Del Sel. De hecho, Agustín tiene dado el sí a una propuesta hecha por Canal 5 de Rosario y Canal 13 de Santa Fe.

Rossi confía para ganar en el “impulso Cristina”, en el desgaste del oficialismo santafesino por el ejercicio del poder y en la tradición peronista de que, aún después de las peleas más bravas, el voto disciplinado del partido siempre aparece. El ring por los nombres dejó muchas heridas peronistas. Y la única tarjeta que otorgó puntos al final del match fue la de la presidenta. Habrá que ver si con eso alcanza para darle fuerza a la trompada final.

 

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