Pero los países islámicos no son los únicos que lideran esta lamentable lista. Incluso aquellos considerados como un bastión de la tolerancia e integrantes de la culta y progresista Europa, manifiestan tendencias oscurantistas y retrógradas. Esta semana, por ejemplo, la Cancillería de los Países Bajos debió salir a pedir disculpas después de que un informe los acusara de racismo institucional generalizado, tras una consulta independiente encargada a raíz del movimiento “Black Lives Matter”. La investigación reveló que los empleados de color del Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno de Países Bajos en sus sedes diplomáticas en todo el mundo solían sentirse excluidos e ignorados por sus colegas blancos, sufriendo descalificaciones verbales tales como “simios” o “bokitos”, en referencia al gorila que se escapó de un zoológico neerlandés en 2007.
Por otra parte, también en estos días la ONG internacional “Reporteros sin Fronteras” (RSF) presentó su informe anual donde asegura que 2022 batió el récord de periodistas encarcelados en el mundo, situando a América como la región más peligrosa para la prensa. El informe detalló que 533 periodistas permanecen prisioneros en distintas cárceles del planeta, mientras 57 fueron asesinados, un número que se agravó debido a la guerra de Ucrania. La ONG destacó también el inédito listado de mujeres periodistas encarceladas, que suman 78, por encima de las 60 del año pasado. “Los regímenes dictatoriales y autoritarios llenan rápidamente sus cárceles de periodistas”, denunció Christophe Deloire, secretario general de la organización de defensa de la libertad de prensa, según anunció la agencia de noticias AFP. El informe indica también que las tres cuartas partes de los periodistas encarcelados se concentran en Asia y Medio Oriente, destacando un fuerte aumento de la represión mediática en Rusia tras la invasión de Ucrania.
Por estas y otras razones, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, en el discurso por la conmemoración de esta fecha, señaló que el mundo enfrenta desafíos “interrelacionados y sin precedentes”, y un “peligroso declive” de la libertad de los medios y la seguridad de los periodistas, alertando además sobre los nuevos desafíos que están surgiendo a partir de “la triple crisis planetaria”, compuesta por el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación. Y en este sentido, resulta interesante comprobar como el máximo representante de la ONU vincula la degradación de los derechos humanos a cuestiones económicas que impiden, muchas veces, poner en primer lugar la vida y la dignidad de las personas.
Es cierto también que la puesta en valor de los derechos humanos nos ha hecho más sensibles a su falta. Y esto merece celebrarse. Pero como dijera el enorme poeta turco Nazim Hikmet, que pasó largas temporadas encarcelado y luego fue exiliado a causa de su militancia comunista: “Estar en prisión no es el problema. El problema es no rendirse”. Por lo tanto, vale la pena seguir nombrando lo que falta, para que el dolor y la injusticia retrocedan, y dejen más espacio a la alegría genuina… esa que por estos días se traduce en amores pintados de celeste y blanco… un cielo que guardamos en el fondo del alma y sacamos a relucir cada vez que los ángeles despliegan sus alas, atraviesan la cancha de punta a punta y meten la pelota en el arco.